E n la vida, como en los números reales, siempre hay parte real y una parte imaginaria. La parte imaginaria es el sueño, el despegar de la tierra, un algo sín fronteras, un paraíso sin manzanas prohibidas, la fantasía y el deseo, lo ambiguo, lo esperado, las metas, los imposibles posibles, pensamiento futuro , por lo tanto irreal. La real, en cambio, te pega cachetazos ; te baja, mientras estás recostada en tu nube, de a baldazos de agua; la que cuesta; la que se vive día a día; las responsabilidades y problemas huéspedes austeros y vitalicios; en la que conviven pequeñas felicidades (grandes también, pero cuestan más que esquivar un "siga participando"); dónde escuchamos nuestra propia risa; en la que -verdaderamente- corren los minutos y los años. Todos flotamos en sueños perfumados y luego, de repente, estamos en el piso (o quizás aún más hondo). ¿Será porque en la vida todo lo bueno dura poco ? La vida perfecta no existe, confío. Pero siempre hay algo mejor esperándote ...