Y cuando hablo de vos, sé que no puedo evitar sentir cómo se me va formando un nudo en la garganta que impide que expire las palabras. Te recuerdo brillante. Lo mejor. Y me dan ganas de llorar. De vez en cuando no puedo concentrarme lo suficiente para soportar.
Me acuerdo que la infancia se terminó de repente, sin tiempo de pestanear. Y todo lo que vino después...
Vino solo para enderezarme un poquito más. Y fue mucho. Mucho para dos años. Hoy puedo decir que muy poco saben de mis, esos dos años. Y esa es la razón de no poder demostrar o decir lo que siento, de no llorar adelante de nadie, de aparentar ser fría.
Ahora, hoy, demostrar no se me hace tan dificil, mostrar la parte cariñosa un poco escondida de mi. Escondida porque nadie la había despertado antes. Y hoy que confío me asusta. Tengo miedo a equivocarme.

Ya no quiero ningún "todo lo que vino después".Viajé en contra del viento, felíz o con el alma rota.

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