Una sonrisa Corriente.

Hicimos fondo blanco del gancia con sprite servido en la botellita de cindor. Y brindamos por esa noche.La última en Iberá.

En un flash vi todas las cosas lindas, graciosas que pasaron en esos 4 días.
Aprender a tocar algunos acordes de la guitarra (actual asignatura pendiente para mi), cantar, ver pelis en el micro, mi histeria porque no llegábamos más, tratar y sólo tratar de dormir, pasármela comiendo y robando alfajores de la cabaña, jugando a la escoba de 15 y mi "culo de jabalí encarnado", escapándonos de madrugada a la plaza del pueblo, sacar fotos, ir en lancha a toda velocidad sobornando al guia. Si, porque teníamos que 'ver especies' de lo cual no hicimos nada, sólo cantamos y filmamos videos. Se llamaba Renzo, qué lindo era y su primo Rodrigo más lindo y más simpático. Simplemente en el lugar más desierto encontras estos chicos. Jajaja
Después hacer una especie de encuesta. ¿A quién le importa? No hicimos nada. Bah, en realidad la hicimos a un señor dueño de un hotel que concluyó la misma diciendo que nosotras, las mujeres, nos arruinábamos después de los 30 (imagínense nuestras caras). Hablar a la madrugada, ir a molestar a los chicos, ver el paisaje, andar a caballo: el mío era piojo, un poco loco. Pero me encantaba. No me puedo olvidar de cómo chusmeábamos por la mañana lo que había pasado la noche anterior. Gastar a Dai con el pelado-fiesta, hacerle voces a Chechu y pegarle a Sofi. COMER Y COMER Y COMER. Esa torta de manzana riquisima que le robé a Miriam...

En términos generales... la pasé muy bien.



Comentarios

Entradas populares de este blog

TERRAZA EN CUARETERNA

Crudo síntoma paradigmático