Más guapa que cualquiera

De esperanza no tenía más que el nombre, la que no esperaba nada de los hombres. Coleccionaba amores desgraciados [...] pero quizo una noche comprobar para qué sirve un corazón, y prendió un cigarrillo y otro más. Como toda esperanza se esfrumó.

Pero quizo
quererse enamorar como una rubia del montón, y que yo la sacara de la calle de los besos sin amor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

TERRAZA EN CUARETERNA

Crudo síntoma paradigmático